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  Rev. Luis M. Ortiz
 

 



INSTRUMENTO ESCOGIDO

El ministerio cristiano es la ocupación más noble y digna debajo del sol. El verdadero hombre de Dios es un "Instrumento Escogido" en las manos de Dios y es la persona más necesaria en la comunidad.

Leemos en el libro de Los Hechos de los Apóstoles 9:15 como sigue: "Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuanto le es necesario padecer por mi nombre".

Estas palabras fueron dichas por el Señor Jesucristo a Ananás mientras éste claudicaba con relación a la conversión de Saulo de Tarso.

La primer mención de Saulo de Tarso la encontramos en Hch 7:58, en ocasión del martirio de Esteban, y dice: "y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos, pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo".

Entre los judíos en ese tiempo una persona era joven hasta los cuarenta años. Saulo de Tarso era doctor de la ley, era rabí. Para dar el voto para el martirio de Esteban debió haber sido miembro del Sanedrín (concilio o consejo), pues dice que "Saulo consentía en su muerte"; y para ser miembro de este cuerpo que era el más elevado entre los judíos, debía tener más de treinta años.

Era la costumbre que los que tenían que iniciar el apedreamiento de un reo eran los testigos en su contra; y para apedrear a Esteban, éstos quitaron su túnica exterior y la pusieron a los pies de Saulo de Tarso, lo cual le señalaba como el dirigente de la oposición al Evangelio y de la persecución a los Cristianos. "Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él ". Hch. 8:2.

Después del martirio de Esteban, la persecución encabezada por Saulo de Tarso arreció, pues nos dice el texto sagrado que "Hubo una gran persecución contra la Iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria... y Saulo asolaba a la Iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel".

Hch. 8: 3-4.

Puesto que miles de cristianos se esparcieron por doquier, Saulo no satisfecho con perseguirlos en Jerusalén, quiso ampliar su radio de acción, y "respirando amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres y mujeres de este Camino (o sea, del Camino de Cristo), los trajese presos a Jerusalén". Hch 9:1-3.

LA EXPERIENCIA DE PABLO

Y nos sigue diciendo el relato bíblico como sigue:

Más yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.

El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿Qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.

 

Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, más sin ver a nadie.

Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.

Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien, el Señor dijo en visión: Ananías, Y él respondió: Heme aquí, Señor.

Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista.

Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuantos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aún aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre.

El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuanto le es necesario padecer por mi nombre.

Fue entonces Ananías y entró en la casa y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.

Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por varios días con los discípulos que estaban en Damasco.

Y verdaderamente, Saulo de Tarso, cuyo nombre en su conversión fue cambiado a Pablo, fue un verdadero "Instrumento Escogido" en las manos del Señor. En el camino de Damasco, de las cenizas del terrible perseguidor se levantó el gran paladín del Evangelio, el intrépido Apóstol de los Gentiles, el gran intérprete de Cristo, el más grande misionero, evangelista, maestro, pastor de toda la historia de la Iglesia.

De no haber habido hombres de Dios llenos del Espíritu Santo como los Apóstoles y los mártires, el Evangelio hubiese muerto en Jerusalén.

LA URGENTE NECESIDAD DE HOMBRES DE DIOS

Amados, el ministerio cristiano es la ocupación más noble y digna debajo del sol. El verdadero hombre de Dios, es un instrumento escogido" en las manos de Dios, y es la persona más necesaria en la comunidad. Me refiero al verdadero hombre de Dios, no a las caricaturas, ni alos imitadores, ni oportunistas, ni farsantes, ni mercaderes del templo, que abundan en todas las vocaciones y profesiones, como el sacerdocio, la medicina, la abogacía, la docencia, la judicatura, la legislatura, los ejecutivos públicos y privados, la política, las artes, la banca, la industria; pero quiero repetir que me refiero al verdadero hombre de Dios, que es la persona más necesaria en la comunidad.

EL HOMBRE DE DIOS ES MÁS NECESARIO:

•  Que el comerciante, porque éste compra y vende, pero el hombre de Dios "compra la verdad y no la vende" Prov. 23:23.

•  Que el electricista, porque éste conecta los cables para el servicio eléctrico, pero el hombre de Dios conecta al creyente con Dios, la Fuente de energía eterna.

•  Que el ingeniero, porque éste diseña y construye puentes, pero el hombre de Dios señala el Camino y el puente de la fe en Cristo para llegar al Cielo. Que el abogado, porque éste defiende causas justas e injustas, pero el hombre de Dios defiende la causa más justa del tiempo y de la eternidad, esto es, la salvación del alma.

•  Que el juez, porque éste juzga en cuestiones temporales de la ley humana, pero el hombre de Dios juzga en cuestiones eternas y espirituales de la ley divina.

•  Que el médico, porque éste diagnostica y receta, (y unas veces acierta y otras no), en enfermedades y causas físicas, pero el hombre de Dios siempre acierta en el diagnóstico, que es el pecado, en la medicina, que es la sangre de Cristo, y en el resultado, que es vida eterna.

•  Que el banquero, porque el capital de éste es material y transitorio, pero el capital del hombre de Dios es espiritual y eterno.

•  Que el publicista, porque éste propaga anuncios y noticias buenas y malas, pero el hombre de Dios propaga las buenas nuevas de la Salvación en Cristo Jesús.

•  Que el catedrático, porque éste enseña materia y conceptos de ciencia que en pocos ya resultan obsoletos, pero el hombre de Dios enseña la Palabra de Dios que permanece para siempre.

•  Que el agricultor, porque éste siembra y cultiva la semilla para el sustento de la vida humana, pero el hombre de Dios siembra y cultiva la simiente de la Palabra de Dios que sustenta la vida espiritual y eterna.

•  Que el político, porque éste procura mejorar las condiciones de la patria terrenal, pero el hombre de Dios transforma al individuo y lo hace mejor ciudadano de la patria terrenal y ciudadano de la patria celestial.

La Humanidad ha podido y puede vivir sin la desintegración del átomo, sin astronautas, sin cohetes, naves espaciales y satélites, sin rayos láser, sin computadoras y sin ingeniería genética; pero de no haber habido un hombre de Dios obediente como Noé, la raza hubiese sido exterminada.

De no haber habido un hombre de Dios lleno de fe como Abraham, el plan de redención no se hubiese iniciado.

De no haber habido un hombre de Dios manso como Moisés, el pueblo del cual habría de venir el Mesías hubiese perecido en el desierto.

De no haber habido un hombre de Dios sabio y abnegado como Daniel, no hubiésemos recibido la revelación de la sucesión de imperios mundiales hasta el último de los dictadores terroristas, o sea, el Anticristo.

De no haber habido hombres de Dios llenos del Espíritu Santo como los Apóstoles y los mártires, el evangelio hubiese muerto en Jerusalén.

De no haber habido un hombre de Dios valiente como Lutero, la Biblia hubiese permanecido enclaustrada y prohibida para el pueblo, y la fe evangélica hubiese sido ahogada en los ríos de sangre de los mártires.

De no haber habido un hombre de Dios decidido y consagrado como Juan Wesley, Inglaterra no hubiese abocado a la anarquía.

De no haber habido hombres de Dios anhelantes del poder y del fuego del Espíritu Santo, como

Parham y Seymour a principios del presente siglo, no hubiese surgido en el mundo actual movimiento de Pentecostés y el extraordinario Impulso de la obra misionera.

DIOS MANTIENE A SUS VERDADEROS HOMBRES ALTERNANDO ENTRE LA TORMENTA Y LA BONANZA; ENTRE LA MIRRA Y LA MIEL; ENTRE EL DESPRECIO Y EL RECONOCIMIENTO.

Y de no haber nacido el Dios-hombre, nuestro Señor Jesucristo, la raza humana en su totalidad, desde Adán hasta el último mortal, hubiese quedado cautiva y perdida en el lago de fuego junto con Satanás y los demonios por toda la eternidad.

Han sido y son los verdaderos hombres de Dios, los instrumentos en las manos de Dios que han sido, y son "la sal de la tierra y la luz del mundo", que "resplandecen caro luminarias en el mundo", que son "columna y apoyo de la verdad", "linaje escogido, real sacerdocio, gente santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciemos las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable", "de los cuales el mundo no es digno". ¡Gloria a Dios!

Y tan necesario son los verdaderos hombres de Dios, que aun los que les han ignorado y despreciado, aun sus detractores y perseguidores, han tenido que ir donde ellos a reconocer su error, a pedirles perdón, y a buscar ayuda espiritual.

El propio Saulo de Tarso que pensaba entrar a Damasco como el gran e invencible campeón de la persecución contra los cristianos, tuvo que entrar ciego, tomado de la mano, a buscar ayuda espiritual de un hombre de Dios, Ananías, precisamente a quien él iba a perseguir.

Amados, pero a la vez que el verdadero hombre de Dios es el hombre más necesario en la comunidad, es también el más sufrido.

PREPARANDO AL INSTRUMENTO ESCOGIDO

Si alguien va a ser instrumento en las manos de Dios, el tal tiene que ser preparado por las manos de Dios en las maneras que El crea necesario; como el alfarero que le da la forma que él quiere al barro; o como las manos de Cristo partiendo el pan para alimentar la multitud; o como al propio Pablo, que habiendo sido "criado en Jerusalén, instruido a los pies de Gamaliel" (Hch. 22: 3), "circuncidado al octavo día, del linaje Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos, en cuanto a la ley, fariseo, en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible" (Fil. 3: 4-6), "en el judaísmo aventajaba a muchos de sus contemporáneos en su nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de sus padres" (Gal. 1:14); pero el Señor le llevó a un retiro de varios años en Arabia para moldearlo y prepararlo, de modo que él pudiera decir, "pero cuantas cosas eran para mi ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aún estimo todas las cosas como pérdida por el eminente conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, para ganar a Cristo" (Fil. 3:7,8).

De modo que Pablo comprendió que todos sus títulos y credenciales no era lo que realmente necesitaba para la labor que el Señor le había encomendado; y cuando reconoció esto, fue entonces que recibió las grandes revelaciones del misterio de la Iglesia.

El Señor le dijo a Ananías, refiriéndose a Pablo: "porque yo le mostraré cuanto le es necesario padecer, por mi nombre" (Hch. 9:16). y el apóstol, en plena labor escribió: "Estamos atribulados en todo, más no angustiados; en apuros, más no desesperados; perseguidos, más no desamparados; derribados, pero no destruidos" (2 Cor. 4: 8-10), "en tribulaciones, en necesidades, en angustias, en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos, en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces, como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, más he aquí vivimos; como castigados, más no muertos; como entristecidos; más siempre gozosos; como pobres, más enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, más poseyéndolo todo" (2 Cor 6:4-10). "En trabajos más abundante; en azotes, sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces ha recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces ha sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces ha padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago de alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mi se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias" (2 Cor. 11:23-28).

 

SON ACUSADOS INJUSTAMENTE

Escudriñando una sola de sus epístolas, encontramos que los enemigos gratuitos del Apóstol, le acusaban de ser voluble, carnal, que se enseñoreaba, que era duro e insensible, que no perdonaba, que falsificaba la Palabra, que no llevaba cartas de recomendación, que era incompetente, mediocre, que adulteraba la Palabra, que se predicaba a sí mismo, que se desalentaba, se gloriaba, que estaba loco, que no tenía ministerio, que era un tropezadero, que agraviaba, que paseaba mucho, que era un dictador, que solicitaba ofrendas, que era exigente, que andaba según la carne, que amedrentaba a los hermanos, que se extralimitaba, que era tosco en la palabra, que despojaba las iglesias, que era una carga, que no se ocupaba de los hermanos, que no era apóstol, que era engañador, que era débil, que estaba reprobado.

El Apóstol resume todo lo que él padecía por el nombre de Cristo en una frase: "Yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús". (Gal.6:17).

QUIEN QUIERA EL UNGIDO MANTO DE ELIAS, JUNTAMENTE VAN LAS AMARGAS EXPERIENCIAS DEL ENEBRO, LAS ANGUSTIAS DE LA HUIDA POR EL OIDO DE JEZABEL, EL ESCONDITE EN LA CUEVA DE OREB, LA INDIFERENCIA DE LOS OBADIAS, LA APATÍA Y LA DESOBEDIENCIA DEL PUEBLO.

Amados, es que en la medida en que Dios puede usar una vida, es la medida de sus padecimientos por el nombre del Señor y de la obra de Dios.

 

En el año 1978, el Señor me habló y me dijo que los años más fructíferos en mi ministerio estaban por delante. Como a los dos meses me habló sobre lo mismo, me reafirmó lo dicho, y añadió, que el precio más y mayores padecimientos”. ¡Y así fue! Después de estas palabras del Señor comenzamos a sufrir como nunca antes habíamos sufrido por el nombre y la obra del Señor; pero a la vez, jamás el Señor se había glorificado tanto ni la obra había crecido, ni desarrollado tanto. ¡Gloria a Dios!.

Dios mantiene a sus verdaderos hombres alternando entre la tormenta y la bonanza; entre la mirra y la miel; entre el desprecio y el reconocimiento.

Al Apóstol Pablo "le fue dado un aguijón en su carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera". (2 Cor. 4:7).

Por esto, puede que el hombre de Dios ascienda hoy a las alturas del Monte de la Transfiguración y mañana puede que esté en el valle de la aflicción.

El verdadero hombre de Dios puede hoy levantar su voz y su predicación ungida, y mañana puede estar tembloroso siendo acusado como falso apóstol.

Hoy puede estar jubiloso por el éxito, mañana puede estar frustrado por la adversidad; hoy todos le buscan, mañana todos le dejan.

El verdadero hombre de Dios está siempre en el yunque divino, en el cual Dios lo va moldeando, conforme la voluntad divina y la necesidad y condición del pueblo.

Aunque otros quieran y puedan hacer lo que quieran, el verdadero hombre de Dios no puede. Pablo dijo: "Todo me es lícito, pero no todo conviene".

Otros podrán buscar sus propios intereses, el verdadero hombre de Dios; no.

Otros podrán trazar y perseguir sus propias metas, el verdadero hombre de Dios, no.

Otros podrán vanagloriarse, el verdadero hombre de Dios, no lo hará.

DIOS HACE QUE SUS INSTRUMENTOS SE SIENTAN SOLOS, PARA QUE DEPENDAN SOLAMENTE DE DIOS.

Otros podrán buscarse y darse mucha promoción y publicidad, el verdadera instrumento de Dios, no lo hará.

Otros podrán ser reconocidos y homenajeados, pero a sus instrumentos escogidos, Dios prefiere mantenerlos, unas veces en el fragor del frente de batalla, y otras veces bajo la sombra del Omnipotente".

Veamos al patriarca Abraham que después del gran conflicto en el Monte Moria en ocasión del sacrificio de su amado hijo Isaac, por su obediencia, Dios le confirmó el pacto con relación a su descendencia y le llamó, “mi amigo” (1Sam. 41:8).

Veamos al gran Moisés, abriendo y cerrando el Mar Rojo y también veámosle en angustia, con su rostro en tierra ante la insolente rebelión de Coré y su séquito.

Veamos al poderoso Profeta Elías, después de hacer bajar fuego del cielo en el Monte Carmelo,veámosle luego en gran aflicción, temblando como una hoja azotada por el viento, escondido en una cueva, y deseando la muerte.

En toda la historia de la Iglesia no ha habido otro hombre de Dios que haya interpretado mejor a

 

Cristo y su Evangelio, que haya recibido la revelación del misterio de la iglesia, y que haya

influenciado más en la vida espiritual de la iglesia en toda su historia, como el Apóstol Pablo; pero a la vez, no ha habido otro hombre de Dios que haya padecido más por el Nombre de Cristo que el Apóstol Pablo.

Quien quiera el ungido manto de Elías, juntamente van las amargas experiencias del enebro, las angustias de la huida por el odio de Jezabel, el escondite en la cueva del Horeb, la indiferencia de los abadías, la apatía y la desobediencia del pueblo.

Quien quiera el éxito del ministerio de Pablo, acepte los padecimientos del ministerio de Pablo.

Quien quiera la gracia y la unción dada a Pablo, acepte el aguijón que abofeteaba a Pablo.

Quien quiera la posición de Pablo en la historia de la Iglesia, acepte las agonías y el martirio de Pablo en el trabajo de la iglesia. Y desde luego, tenemos el ejemplo cumbre de nuestro Señor Jesucristo, que en un sólo capítulo de la Biblia, que solamente tiene doce versículos (Isaías 53) se registran treintainueve clases de padecimientos de nuestro Señor, y que luego el Espíritu Santo usando al Apóstol Pablo resume, como sigue: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios corno cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual, Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre". (Fil.2:5-11). Dios hace que sus instrumentos se sientan solos, para que dependan solamente de Dios.

Elías tuvo que estar a solas con Dios tres años y medio, para luego poder enfrentarse a Acab y Jezabel.

David tuvo que estar huyendo de Saúl como cuatro años, para que recibiera las profundas experiencias espirituales de la persecución y del exilio, las cuales se desarrollaron como un hombre "conforme el corazón" de Dios, y además, fue cuando escribió gran parte de sus inspira-dos salmos, todo lo cual le capacitó para el reino.

"EL INSTRUMENTO ESCOGIDO" ES LLAMADO POR DIOS , FORJADO EN EL YUQUE DE LA OBEDIENCIA, ENDEREZADO CONO EL MARTILLO DE LA PALABRA, MOLDEADO EN LA MANOS DEL DIVINO ALFARERO, FUNDIDO EN EL CRISOL DE LA SANTIDAD DE DIOS, CAPACIADO CON EL PODER, LOS FRUTOS Y LOS DONES DEL ESPIRITU SANTO.

Pablo debió estar a solas varios años en Arabia, para recibir las grandes revelaciones del misterio de la iglesia y de la doctrina de Cristo.

Juan tuvo que entrar exiliado en la inhóspita isla de Patmos, para poder recibir las grandes revelaciones del libro de Apocalipsis.

Dios mantiene a sus verdaderos instrumentos en el yunque divino, en el cual los va forjando para poder usarlos conforme a su propósito y a la necesidad del pueblo.

En medio de este acontecer de circunstancias y de experiencia cambiantes, una veces de tristeza y otras de alegría, otras de lágrimas o de regocijo, otras de revés o de victoria, pues también vienen pensamientos negativos de quitar la mano del arado, o de meterse en la cueva como Elías, o de huir de la responsabilidad como Jonás, o de regresar a Jerusalén como Juan Marcos, o de reiniciar la pesca como los apóstoles, o de vender el mensaje como Balaam, o de alejarse de los compañeros como Demas, o de torcer la doctrina como Himeneo, o de mezclar el Evangelio como los judaizantes, o de rechazar la autoridad como Diótrefes, o de ceder a la tentación como Sansón; pero a los verdaderos hombres de Dios de la estirpe de los campeones de la fe. “Dios los lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús” como al justo Abel, como a Enoc, que anduvo con Dios, como a Noé que sal va la raza, como a Abraham el padre de la fe y amigo de Dios, como a José que se conservó en pureza moral como a Moisés que rechazó las glorias del mundo, o como a tantos otros que "conquistaron reinos, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, sacaron fuerza de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos; y otros, que aunque fueron atormentados, vituperados, azotados, encarcelados, apedreados, aserrados, matados, exiliados, angustiados, maltratados, perseguidos... todos estos vencieron, alcanzaron buen testimonio mediante la fe, y de los cuales este mundo corrompido no era digno" (Heb. 11 ) y también nosotros en nuestra propia experiencia "sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados" (Rom. 8:28).

El “instrumento escogido" es llamado por Dios, forjado en el yunque de la obediencia, enderezado con el martillo de la Palabra, moldeado en las manos del divino Alfarero, fundido en el crisol de la santidad de Dios, capacitado con el poder, los frutos y los dones del Espíritu Santo; y entonces se mantiene firme y puede "afirmar su rostro", como Cristo para enfrentarse al sacrificio; se "esfuerza y es valiente" como Josué para la conquista de las almas perdidas; persevera en la obra como Nehemías sin acobardarse ante las amenazas de muerte, y dice, "¿un hombre como yo ha de huir?"; reacciona decididamente como Esther en defensa de su pueblo, diciendo, "y si perezco, que perezca"; o como Miqueas ante la avalancha de mundanalidad, de pecado y de idolatría en el pueblo, que dijo, "aunque todos los pueblos anden en el camino de sus dioses, nosotros con todo andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios eternamente y para siempre" o como Habacuc, que aunque no hubiera alimento, ni abrigo, ni casa, el decía: "con todo, yo me alegraré en Jehová, mi salvación y mi fortaleza"; o como David que en medio de la persecución, decía, "aunque mi padre y mi madre me dejaren con todo Jehová me recogerá"; o como el gran paladín del Evangelio, San Pablo, que dijo, "¿quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús señor nuestro" (Rom. 8:35-39 o como Policarpo, pastor de Esmirna, que en el año 155 d.C. al ser instado a que maldijera el nombre de Jesucristo y confesara el señorío de César, él prefirió morir en la hoguera, y contestó; "Ochenta y seis años le he servido y todo lo que me ha hecho es bien; ¿cómo podría yo maldecirle? ¡Mi Señor y mi Salvador! "; o como tantos millones de cristianos que murieron como mártires sin negar su fe en Cristo, unos, bajo las persecuciones imperiales, y otros, bajo las inquisiciones papales; o como aún en nuestros tiempos que se siguen produciendo mártires cristianos bajo regímenes políticos ateos y materialistas, como también bajo regímenes religiosos, idolátricos, exclusivistas e intolerantes.

HOY HAY MUCHOS SUPUESTOS MINISTERIOS SIN PADECIMIENTOS, SIEMPRE HA HABIDO MINISTROS SIN MINISTERIOS; HOY TAMBIEN HAY MINISTERIOS SIN MINISTROS.

Aunque muchos rehuyen y hasta niegan al Señor para evitarse sufrimientos, esta bien claro en las

Sagradas Escrituras, en la historia de la iglesia y en la experiencia cristiana, que "no debemos sorprendemos del fuego de prueba.. como si alguna cosa extraña nos aconteciera" (1 Pedro 4: 12), pues "si sufrimos haciendo lo bueno, y lo soportamos, esto ciertamente es aprobado delante de Dios, pues para esto fuimos llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigamos sus pisadas" (1 Pedro 2:20,21), "a fin de conocerle, y (conocer) el poder de su resurrección, y (conocer) la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte'! (Fil. 3; 10), porque "si padecemos como cristianos , no nos avergonzaremos, sino que glorificamos a Dios" (1 Pedro 4:16), pues es una honra, y “nos gozamos por cuanto somos participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria nos gocemos con gran alegría (1 Pedro 4:13), como: "herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados, pues tengamos presente que las aflicciones (y padecimientos) del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse" (Rom. 8:17,18).

Es al verdadero hombre de Dios, al "instrumento escogido”, que se le dice: "Tú, pues, sufre penalidades corno buen soldado de Jesucristo... Palabra fiel es ésta: si sufrimos, también reinaremos con él (2 Tim. 2:12).

Ya mayor padecimiento, más se glorificará el Señor en nuestra vida aquí / y mayor será la gloria venidera cuando estemos con el Señor.

De modo, que si no hay padecimientos por el nombre de Cristo y de su Obra, no hay ministerio, pues la medida en que Dios puede usarnos es la medida de nuestros padecimientos por el Señor.

Hoy hay muchos supuestos ministerios sin padecimientos. Siempre ha habido ministros sin ministerios; hoy también hay ministerios sin ministros.

MI TIA SE ARRODILLO ANTE EL CADÁVER Y COMENZO A ORAR, Y DIOS LE DEVOLVIÓ LA VIDA A MI HERMANO Y VIVIO COMO 46 AÑOS MAS ESTO NADIE ME LO CONTO; LO VI EN MI HOGAR. ESTAS MARAVILLAS SUCEDIAN CON FRECUENCIA.

Hoy día, para tener ministerio todo lo que se necesita es adoptar un nombre / registrar lo en el Gobierno / tener un número de teléfono para las llamadas, ¡ ¡y ya hay ministerio!! ¡Un ministerio de publicidad, un ministerio fácil, un ministerio sin padecimientos!.

Un hermano sincero, pero mal influenciado por esta hemorragia de ministerios, me dijo: "Hermano Ortiz, he estado orando al Señor que me dé un ministerio. Yo pensé: “Si alguno desea obispado (o ministerio), buena cosa desea: " Pero enseguida el hermano añadió: “Y creo que ya lo tengo, y se va a llamar... (aquí mencionó el nombre, que no quiero repetir).

Es decir, de acuerdo a los bajos conceptos que muchos tienen de la obra de Dios y del ministerio, los cuales "andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas , adulando a las personas para sacar provecho", pues este hermano sincero pero engañado, cree que puesto que ya tiene un nombre para inscribir, que ¡¡¡ya tiene ministerio!!!.

No hace mucho recibí de Estados Unidos una revista en español bastante voluminosa. La examiné y era la revista del "ministerio" de un hermano. Tenía anuncios comerciales y de iglesias, tirillas cómicas, etc. Busqué algo provechoso para leer, y apenas tenía algo edificante. Seguí buscando en la revista para ver en que consistía el “ministerio" del hermano y hallé que dicho "ministerio" consistía en repartir tratados, testificar, celebrar cultos al aire libre, hacer trabajo personal, ir a los hospitales, orar por los enfermos, visitar a los presos.

Pero amados, es que todo esto es el trabajo que tiene que realizar todo cristiano como individuo, y toda congregación como tal. Para realizar este trabajo es completamente innecesario que un creyente tenga que inscribir en el Gobierno un nombre con un llamado ministerio, ni mucho menos publicar revistas, ni tener una oficina, ni teléfono, ni programa de radio.

Cuando se comienza a construir un edificio no hacen falta andamios, porque el trabajo inicial no se hace hacia arriba, sino hacia abajo. Hay que estudiar y preparar el terreno, hay que cavar las zanjas para los cimientos y las columnas, hay que techar los cimientos; y luego de los cimientos se sigue construyendo el edificio sobre el terreno hasta la altura del hombre; entonces es que vienen los andamios que facilitan proseguir construyendo hacia arriba hasta la altura deseada. Nadie comienza a construir un edificio con andamios, de arriba hacia abajo.

La mayoría de estos llamados ministerios que proliferan hoy, lo que tienen es un andamiaje incorporado con oficina, teléfono, revista, programa radial, promoción y publicidad, y a veces hablando tantos disparates tratando de hacer algo desde arriba hacia abajo, y luego, se ve claramente que no hay fundamento, que no hay cimientos.

 

Oiga bien. El Evangelio llegó a mi hogar en el año 1928 (yo tenía 10 años de edad; y ya sabe mi edad). Éramos muy católicos. Mi hermano mayor había muerto; certificada su muerte por el médico de familia. Le avisaron a una tía que era cristiana llena del Espíritu Santo. Ella llegó a mi hogar. Mi hermano tenía como seis horas de muerto. Mi tía se arrodilló ante el cadáver y comenzó a orar, y Dios le devolvió la vida a mi hermano, y vivió como 46 años más. Esto nadie me lo contó; lo vi en mi hogar. Estas maravillas sucedían con frecuencia.

¿Usted ve? Una sencilla cristiana, solamente miembro de la iglesia, llena del Espíritu Santo y de fe, sin credenciales, sin oficina, sin teléfono, sin revista, sin promoción, sin publicidad, sin alardes; lo único que ella tenía era que era una mujer santa, de testimonio limpio, sujeta a la Palabra de Dios y a su Pastor, esposa y sencillamente creía que "estas señales seguirán a los que creen"... y que obedecía al mandato de Cristo de "resucitad muertos".

Esto es todo lo que hace falta. Esto es lo que realmente hace a una persona un "instrumento escogido" en las manos del Señor.

Hombres y mujeres así son los que este mundo necesita en esta hora crucial cuando los valores y conceptos bíblicos, espirituales, morales y ministeriales están tan bajos, que hay poca diferencia entre la iglesia y el mundo.

Hombres y mujeres así son los que la iglesia de Jesucristo necesita en estos días finales cuando la iglesia tiene que ser la luz del mundo, la sal de la tierra, columna y apoyo de la verdad, como también estar lista para su levantamiento por el Señor.

Hombres y mujeres así son los que la juventud cristiana necesita para que les sirvan de ejemplo e inspiración para' la búsqueda del rostro de Dios, para ser" llenos del poder del Espíritu Santo y predicar el Evangelio por todo el mundo y a toda criatura.

Hombres y mujeres que estén dispuestos a "padecer por el nombre del Señor” (Hch. 9:16) y “gozosos de ser tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre “ de nuestro Señor Jesucristo (Hch.5:41).

¡Hombres y mujeres así son los que hacen falta! ¡y éstos se llaman,

!'INSTRUMENTOS ESCOGIDOS!!!.

¡Tú puedes ser uno! 

 
 
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